El lugar común asume múltiples formas, una de ellas se llama Charles Aznavour. Porque tiene un nombre sonoro y porque lo asociamos al apogeo de la Chanson Francaise, nos contentamos con saber que es un grande, y eso hace que no le visitemos.
Gran error. Aznavour es un monstruo. Según se su última gira la dio en el 2004, a los ochenta años, y seguía emocionando como un cabaretero. Vive aún, no se si aún cante, pero para fortuna para todos nosotros, existe youtube.
Debo esta curiosa afición a Aznavour a mis tíos Noé y Rubén, quienes eran sus groupies. Es una manía que les agradezco.
Qué más lugar común que Charles Aznavour cantando "La Bohème", qué más lugar común que Paris, Montmarte, Bistros y etc.
No hay en mi opinión interprete masculino tan pedero como Aznavour. Mi admiradísimo Daniel Santos se le acercaba, pero no le llega a esta versión de Aznavour, quien casi parece la Piaf o Lola Beltrán o la Tariacuri. Por alguna razón en algún momento de los últimos treinta años se despojó a la interpretación de este ingrediente pedero y dramático, en donde Aznavour, monstruoso, jamás será igualado.
2 comentarios:
oye Edgar, pedero, pedero, tambien era Sandro de America,
jejejeje eso es cierto, creo que hay que imponer condiciones de segundo orden para alcanzar el máximo, como dirían mis amigos economistas
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