Algo preocupante está pasando en el mercado mexicano: a pesar de que el Banco de México (Banxico) baja y baja la tasa de interés de referencia, y seguramente este viernes la reducirá otras 75 centésimas, de 6.0 a 5.25%, las tasas de interés de largo plazo no sólo no están bajando, sino que han subido en los días previos a la decisión de Banxico.
¿Qué nos están diciendo los bonos de largo plazo? Varias cosas preocupantes:
1) La primera y más grave es que no creen que la política de reducción de tasas de Banxico sea sostenible, y por lo tanto o se abstiene de seguir bajando en los próximos meses, o va a tener que volver a subir. Usualmente, si las tasas de interés de corto plazo se mueven, las de largo plazo se mueven en el mismo sentido y en una proporción similar. Esto no ha sucedido en México y las últimas 175 centésimas de recortes de la tasa de corto plazo por parte de Banxico no se han visto acompañadas de bajas en las tasas de largo plazo. Esto se conoce como un “empinamiento de la curva”, y las curvas por lo general se empinan cuando las tasas de interés van a subir, no cuando están bajando, que es justo lo que Banxico quiere hacer;
2) La principal razón por la que los bonos de largo plazo no le creen a Banxico es porque la inflación no cede. Ni el virus letal de la profunda recesión económica mexicana ha podido mancillar la inflación local. Los datos de inflación de abril fueron de plano muy malos; la inflación, de 0.35%, fue mayor que la de marzo y mayor que la del mes de abril desde 2005. La tasa anual volvió a treparse a 6.17%. Los bonos de largo plazo no dan crédito: la economía se cayó más de 8% en el primero y segundo trimestre, el gobierno tiene congelados los precios de gas, gasolina y electricidad, el peso se ha fortalecido recientemente, ¡y la inflación no cede! Por esa razón, las tasas de interés de largo plazo no están bajando;
3) Pero hay más; hay problemas crediticios en el mercado que se pueden volver sistémicos. Si bien el Gobierno Federal, a través de la SHF, ha tratado de aislar al sector de Sofoles hipotecarias de los avatares de Metrofinanciera y Crédito y Casa, los dos intermediarios en etapa terminal, no ha podido lograr que la confianza regrese al mercado de emisiones primarias, y las renovaciones de papel en el secundario, a pesar de las garantías de Nafin, no son ajenas a dificultades continuas. Hasta ahora parece que los problemas de Metrofinanciera y Crédito y Casa, junto con problemas con liquidez estrecha (Comercial Mexicana, Cemex, Axtel, etcétera) no se trasladarán al mercado en general, pero los bonos de largo plazo están pagando por ver;
4) Las perspectivas del crédito soberano de México a largo plazo se han complicado. Esta semana S&P redujo el estatus de la calificación mexicana de “estable” a “negativo”, y Fitch y Moody’s, las otras calificadoras, probablemente sigan los mismo pasos. La razón es simple, la profunda crisis económica ha reducido de manera dramática los ingresos fiscales del gobierno, el IVA, el ISR y el IETU están cayendo a tasas superiores al 15-20%, con el consecuente deterioro en la calificación de la deuda soberana. De concretarse una reducción unánime de la perspectiva de la calificación soberana mexicana, el costo del crédito para México se encarecerá, y es justo esa perspectiva la que está impidiendo que las tasas de interés de largo plazo en México desciendan en la medida y con la rapidez que Banxico está indicando;
5) Finalmente, si una combinación de los factores anteriormente mencionados se materializa (u otros aquí no contemplados, como un uso extensivo de las líneas del FMI) entonces el tipo de cambio podría sufrir perturbaciones contrarias al peso, impidiendo que las tasas de interés de largo plazo bajen, o incluso induciéndolas a aumentar.
Banxico sabe muy bien que su Junta de Gobierno propone, pero que los mercados disponen. Ha de ser frustrante constatar cómo el arriesgar a seguir bajando tasas a pesar de las evidentes presiones inflacionarias, con el fin de evitar una pronunciación de la caída de la economía, no se ve acompañada por una baja en las tasas de interés de largo plazo, pues los inversionistas de esos bonos no están dispuestos a correr los cinco riesgos mencionados arriba.
Y allí está el detalle; si las tasas de interés de largo plazo no bajan, entonces por mucho que se esfuerce Banxico en bajar su tasa de corto plazo, los esfuerzos monetarios por reactivar la economía serán muy poco útiles. Los bonos de largo plazo son los que determinan las tasas de nuestras hipotecas, de nuestros créditos automotrices, de los préstamos a las empresas, la liquidez del sistema, si los bonos de largo plazo siguen sin bajar sus tasas de interés, la reactivación económica va a ser más lenta todavía.
Más vale que Banxico se apure a convencer a esos rejegos bonos que los riesgos aquí enunciados no son tan graves como ellos piensan, porque la verdad es que a Banxico le queda muy poco espacio para seguir bajando tasas: la tasa este viernes va a amanecer a 5.25%, y la inflación ya está en 6.17%, si bien las expectativas para los próximos 12 meses andan en 4.5%. Si las expectativas de inflación siguen subiendo como hasta ahora, y llegan a 5%, la tasa de interés en México podría ser cero o negativa. Y en el pasado, cuando eso ha ocurrido, los mexicanos han corrido a comprar dólares.
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