sábado, 22 de mayo de 2010

Domingos Rancheros: Chalino Sánchez, Nieves de Enero

La distancia y las muertes me han alejado de ella, pero sigo siendo de Sinaloa. Mi padre al irse se llevó también mi potestad sobre esa tierra donde crecí y a la que adoro. Sigo siendo sinaloense sin embargo, y lo seré hasta la última ceniza, me imagino.

Uno de los rasgos más lamentables de mis paisanos es sin duda esa inevitable fascinación por la cultura del narco. Esa divisa permea toda la cultura sinaloense, aunque no se quiera, y es muy difícil escapar de ella. Pero es repulsiva.

Y sin embargo, ¿cómo evitar por ejemplo no quedar seducido por rolas como "Nieves de Enero"? A Borges le encantaban las historias de compadritos y los tangos que hacían referencia a los criminales del arrabal. En otro tiempo y otra tierra, pero el principio es el mismo.

Chalino Sanchez, muerto sangrientamente después de un concierto en Culiacán, vivió en una vida muy corta lo que muchos hombres juntos no viven nunca. Chalino es un límite: no hay cantante más carismático ni ordinario, balanceándose entre el crimen y la música, entre Sinaloa y California, su inmensa fama y enorme arrastre le dieron la impunidad para no pagar por al menos dos asesinatos. Era tanta su fuerza que Chalino acabo siendo incluso, un estilo.



Pero si pudiéramos olvidar su muerte y su vida, que fueron tal para cual, nos queda un cantante popular que ya en vida era leyenda, y que ha dejado canciones y corridos que serán cantados de aquí a muchísimos años.

En este Domingo Ranchero les dejo mi favorita: Nieves de Enero, en un video peor que casero, pero que retrata bien ese arrabal sinaloense al borde del crimen y el tráfico pero en donde, incluso allí, el arte popular sabe cantar.

2 comentarios:

Mujer Maravilla a la Mexicana dijo...

Que tal! Con este hombre, una de las peores voces que he oído. Gracias por enseñar esos recovecos de México, me encantan!

Me aventé también la de Florita de mi alma o algo así.

Un abrazo.

Dirty Harry dijo...

A poco no es bueno el Chalino!!! Cantaba como becerro con gripa, pero con mucho corazón.