domingo, 2 de noviembre de 2008

Elogio de Victor Manuel


Victor Manuel es Santo Patrono de mi casa. Con fervor laico y ateo se le piden cosas y él las concede siempre. Este viernes pasado ofició liturgia en el Auditorio Nacional y hacia ya peregrinamos, mi mujer, todos mis hermanos y mi tía. En el cambio de siglo, cuando los héroes de otros años se derrumban y queda poco de donde asirse, las letras, la voz y las canciones de Victor Manuel siguen siendo, y lo serán siempre, farallones de donde pescarse, luciérnagas que alumbran el camino de noche, cuentas y cuendas de los días.

Que otros se queden con Sabina y Serrat si quieren, que otros se queden con Pink Floyd o los Rolling Stones o lo que queda de ellos. A la isla desierta de mi adultez y más allá yo me llevo: "Ay Amor", y "Nada es tan dulce como tu boca".; a mi lista de cosas de hacer antes de prepararme para morir me llevo "Luna llena" y "La Madre"; para acometer el peñasco inclinado enfrente de mi sobre el que deberé de caminar los años que vienen me echo al hombro "Solo pienso en tí"; y en todo momento, en cada respirar, que no me falte nunca "Asturias".

Que otros se queden con los engaños que los medios, o el falso mercado de la trova, o la industria del desecho tengan para ofrecer.

Un pequeño grupo de personas, aquí y allá, que no nos conocemos entre nosotros, pero que somos los mismos, sabemos la verdadera verdad: Victor Manuel San José es el mejor cantautor de este mundo.

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