jueves, 12 de noviembre de 2009

EL FIN DE LA RECESIÓN (Y EL PRINCIPIO DEL ESTANCAMIENTO)

El antídoto para salir de la recesión mexicana es muy sencillo: dejar pasar el tiempo, pues la aritmética hace todos lo demás

El Presidente anunció, fuera de calendario pues le corresponde al INEGI la diseminación de este dato el 20 de noviembre a las 14:00 horas, que la economía crecería a una tasa de 2.7%. Felipe Calderón omitió decir que las estimaciones extraoficiales, que circulan en la Secretaría de Hacienda (de donde probablemente salió el cálculo del fin de la recesión) incluyen otro tipo de mediciones que no necesariamente se pueden interpretar como el fin de la recesión.

A estas alturas los lectores deberían saber, que si nos dan a dos economistas un mismo número podemos demostrar al mismo tiempo dos cosas completamente opuestas. Tal es el caso del fin de la recesión.

El crecimiento de 2.7% es probablemente el estimado de la Secretaría de Hacienda para el tercer trimestre respecto del segundo trimestre, cuando la economía tuvo la peor caída de la cual se guarden registros, un desplome de 10.3% en el segundo trimestre contra el mismo periodo de 2008. Crecer 2.7% después de caer 10.3% en realidad no es motivo para festejar, sino para estar preocupados. Hasta los gatos muertos rebotan más que el PIB mexicano. Pero hay un truco.

El anuncio del Presidente se da una semana después de que en EU se anunció efectivamente el fin de la recesión en su país, con la economía creciendo un mayor a lo esperado 3.5% en el tercer trimestre respecto del segundo, y es en ese contexto en
donde la cosa se pone interesante.

No sé si el Presidente esté alerta al respecto, pero los mercados tienden a ver al PIB en México y en EU de dos formas distintas: en la economía estadounidense, en efecto, el crecimiento se mide en trimestres consecutivos (o en meses consecutivos para las variables mensuales); en México lo más común es medir el crecimiento en trimestres comparables; es decir, tercer trimestre de 2009 contra tercer trimestre de 2008, por ejemplo.

La razón para lo anterior es que desde hace muchísimos años las cifras económicas en EU se publican sobre una base desestacionalizada, esto es, en donde se trata de eliminar el componente estacional de la actividad económica (por ejemplo, Semana Santa, vacaciones de verano, navidades, etcétera.). En México, las series desestacionalizadas son mucho más reciente, y para cuando fueron publicadas el mercado ya se había acostumbrado a leer la economía mexicana sobre una base año/año.

Las series desestacionalizadas del INEGI han mejorado muchísimo, y son ya muy fiables, pero la costumbre de leer al PIB mexicano sobre una base año/año subsiste.

¿Y cómo se vería la economía sobre una base año/año? Probablemente habrá una caída cercana al 6.5% en comparación con el tercer trimestre del año anterior. Pareciera ser entonces que alguien le dijo al Presidente que si EU estaba ya creciendo al 3.5% en el tercer trimestre contra el segundo, eso daba licencia para presumir nuestro 2.7% bajo la misma metodología.

Pero el INEGI es muy claro. Cuando reporta el PIB siempre lo hace presentando la cifra año contra año, y a renglón seguido presenta el trimestre contra trimestre anterior.

Mas lo importante es lo siguiente: bajo cualquier metodología podemos decir que la recesión ya terminó, o va a terminar muy pronto. Bajo una base trimestre/trimestre vamos a tener crecimiento en el tercer trimestre de 2009; y bajo una base año/año, probablemente veamos crecimiento en el último trimestre de éste o en el primero del siguiente año.

Lo peor ya pasó, ya vamos de regreso, la economía se está enderezando, de veras, de aquí en adelante veremos mejores cifras. Tarde que temprano. Pero esa recuperación no es producto de las políticas contracíclicas del gobierno, sino como dijimos al principio: del tiempo y de la aritmética.

Luego que la economía mexicana sufriera su peor caída en más de setenta años, que ésta empiece a rebotar es cuestión de tiempo. Después de caer 10.3%, cualquier signo de estabilidad parecerá un ascenso vertiginoso.

Pero el problema vendrá cuando veamos una serie consecutiva de varios trimestres de crecimiento, y las comparaciones: año/año o trimestre/trimestre, ya no sean tan evidentes. Cuando ya dejemos de compararnos contra la catástrofe del –10.3% del segundo trimestre. Entonces vamos a ver si la recuperación se convirtió en crecimiento, o si llegamos al estancamiento.

El mensaje es el siguiente: esperemos la recuperación, ya está aquí o ya viene, pero no esperemos crecimiento. Yo creo que el año próximo podremos crecer cerca de 4%, pero eso no significará mucho, apenas habremos recuperado la mitad de lo que perdimos en 2009. Vienen años de desesperante estancamiento una vez que el truco de la baja base de comparación haya agotado su efecto.

Jorge Luis Borges, en una frase infeliz, dijo alguna vez (se arrepintió más tarde), que “la democracia es… un abuso de la estadística”. Tal frase borgiana puede ser aplicada también a la recuperación económica.

2 comentarios:

Ricardo Medina Macías dijo...

No sabía que Borges se hubiese arrepentido de esa frase genial que describía - no definía - a la democracia como un abuso de la estadística. ¿Dónde puedo encontrar la referencia de que Borges se haya retractado? Lo pregunto porque conozco bastante bien la obra de Borges y nunca encontré la menor alusión a dicho "arrepentimiento". Me decepcionaría mucho, de veras, que Borges - un tipo genial- se anduviera haciendo el políticamente correcto y rectificara algo tan bien dicho.

Dirty Harry dijo...

Ricardo: Poco después del regreso de la democracia Argentine, Borges escribió un breve texto, que yo leí en la "Vuelta" de Octavio Paz, que decía algo así como (cito de memoria): "alguna vez dije que la democracia era un abuso de la estadística. La democracia argentina me ha refutado admirablemente". Algo similar le ocurrió cuando luego de asentir a los gobiernos militares, se le vio asistir a muchos juicios en contra de los represores tras el regreso de la democracia, en donde se le veía llorar tras escuchar los testimonios. En todo caso, yo me quedo también con esta frase genial del bonaerense:

"¿Por qué tengo que creer que un subsecretario es más real que
un sueño?"